Ninguna obra de rehabilitación se puede prever al cien por cien en proyecto. En este caso, la necesidad, surgida en obra, de ampliar las dimensiones del patio obligó a repensar la solución de refuerzo de las vigas de madera e introducir una nueva, Viga 3, apoyada en las Viga 4.
Del cálculo de las tres vigas (en el dibujo se numera hasta 4 por una información errónea inicial), se determinó que la situación más restrictiva era la de la Viga 1 que, por las limitaciones impuestas a las dimensiones del patio, solo podía ser reforzada por la cara interior, donde es prácticamente imposible el apoyo en el machón de ladrillo. Con estos requerimientos, la pletina exterior mejora el comportamiento a torsión del UPE y los pasadores, a menos distancia en la proximidad de los apoyos, buscan la trasmisión de las cargas al machón por la viga de madera original.
Una información errónea inicial sobre la disposición de las viguetas del forjado provocó que se desarrollará un esquema estructural inicial que luego se desveló como inviable ya que las viguetas corrían perpendiculares a la Viga 3 y no, paralelas como inicalmente se pensó. En esa solución finalmente descartada, en el Brochal 1, la conexión del tablero de hormigón con la viga metálica y la formación del borde del forjado se resolvió planteando su hormigonado in situ con un armado mínimo. Este estaba formado por una greca, como las empleadas en los refuerzos a cortante de los nervios de los forjados reticulares, y un redondo del 8 longitudinal, con lo que se evitaban fisuraciones de retracción y se garantizaba la conexión de los diferentes materiales.